Días 4 y 5: Cascadas Dettifoss y Selfoss, área geotérmica Hverir, Husavik y Akureyri

Día 4: Rumbo al norte y un paseo por Husavik

El cuarto día fue principalmente de carretera. Por cuestiones de tiempo, tuvimos que dejar pasar los fiordos del este (¡una excusa perfecta para volver!). Así que tomamos rumbo directo hacia el norte, con destino Husavik, pero haciendo varias paradas espectaculares en el camino.

La primera parada importante fue en las cascadas Dettifoss y Selfoss, que no podían faltar en el itinerario. Dettifoss impresiona por su fuerza, considerada la cascada más potente de Europa. Por su parte, Selfoss, aunque más pequeña, tiene un encanto especial con su forma semicircular rodeada de columnas basálticas. Ambas son una demostración de la fuerza bruta de la naturaleza.

Después, continuamos hacia Hverir, un área geotérmica que parece sacada de otro planeta. Aquí, el suelo es de un color rojizo intenso y está lleno de fumarolas y géisers humeantes. El olor a azufre, similar al huevo podrido, es difícil de ignorar, pero la experiencia visual lo compensa con creces. Es como caminar sobre Marte, un paisaje único que no se ve todos los días.

A solo unos minutos de Hverir, hicimos una breve visita a la cueva Grjótagjá, conocida por ser el escenario de una escena icónica de Juego de Tronos. Aunque está parcialmente inundada y no se puede entrar, es un lugar muy pintoresco y un buen punto para los fanáticos de la serie.

Por la tarde, tras un rápido almuerzo, finalmente llegamos a Husavik, un encantador pueblo costero conocido como la capital del avistamiento de ballenas en Islandia. Aprovechamos el tiempo para pasear y explorar un poco el lugar. Es pequeño, pero tiene un aire tranquilo que lo hace especial, perfecto para relajarse después de un día largo de viaje.

Con eso, cerramos un día lleno de paisajes espectaculares, camino al norte.

Día 5: Ballenas esquivas y un día tranquilo en Akureyri

El día comenzó con una excursión de avistamiento de ballenas en la bahía de Husavik, algo que esperábamos con muchas ganas. Sin embargo, el mar no estaba de nuestro lado: las olas estaban revueltas, y yo terminé bastante mareado. Además, no logramos ver ninguna ballena. Fue una experiencia algo frustrante, aunque la compañía nos ofreció repetir el viaje en otro momento. Lamentablemente, nuestro itinerario ajustado no nos permitió aprovechar la oferta.

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Después de la excursión, nos subimos al coche y nos dirigimos hacia Akureyri, la «capital del norte» de Islandia. En el camino hicimos una parada en Godafoss, una cascada espectacular conocida como la «Cascada de los Dioses». Su forma semicircular y el agua cayendo con fuerza la convierten en una de las más bonitas del país.

Continuando hacia Akureyri, cruzamos el túnel de Vadlaheidi, que es de pago. Un dato importante: el peaje debe pagarse en las siguientes 24 horas, o la compañía de alquiler del coche te cobrará el doble por «gastos de gestión». Mejor evitar esa sorpresa.

Llegamos a Akureyri a mediodía, justo a tiempo para comer algo rápido. Optamos por un puesto de hot dogs, un clásico islandés que nunca decepciona. Luego, aprovechamos la tarde para explorar la ciudad con calma.

Primero visitamos el jardín botánico Lystigardur Akureyrar, un lugar tranquilo y lleno de vegetación sorprendente para estar tan cerca del Ártico. Después, no pudimos resistirnos a probar los helados de Brynja, una heladería muy popular en Islandia. Para terminar, dimos un paseo por el paseo marítimo, disfrutando del ambiente relajado de la ciudad antes de regresar al hotel.

Fue un día más tranquilo, perfecto para recuperar energías después de tanto ajetreo. Aunque el avistamiento de ballenas no salió como esperábamos, Akureyri supo equilibrar la balanza con su encanto.


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