Día 9: Caminata volcánica, relax en el Blue Lagoon y despedida helada
El último día de nuestra aventura islandesa empezó con una excursión al volcán Litli Hrutur, ubicado cerca del volcán que estaba en erupción y parte del mismo sistema volcánico.
De camino al volcán, el guía hizo un par de paradas a disfrutar del paisaje. Una fue en una de las muchas playas de arena negra de Islandia. La otra, en una zona geotérmica, similar a la de Hverir, aunque mucho más pequeña.
La caminata por el volcán fue una ruta larga, de unas dos horas, que prometía vistas increíbles. Sin embargo, el clima no jugó a nuestro favor: la densa niebla cubría todo y apenas se podía apreciar el paisaje, ni mucho menos el volcán activo. Una lástima, pero aun así, caminar en esa zona volcánica tuvo su encanto.
Después de la caminata, la excursión nos llevó al famoso Blue Lagoon, el balneario más popular de Islandia. Sus aguas azuladas son realmente bonitas, y la experiencia en general fue agradable. Eso sí, es evidente que es un lugar muy turístico y estaba bastante lleno. Es fácil de entender por qué es tan famoso, pero después de la tranquilidad de Hvammsvik el día anterior, el contraste fue notable. Es importante reservar con tiempo la entrada al Blue Lagoon, ya que el aforo es limitado y se llena bastante rápido.
Por la noche, para nuestra última cena en Islandia, elegimos el restaurante Fjallkonan. Pedimos Arctic Char y Lamb & Flatbread, ambos platos deliciosos. Para el postre, nos sorprendieron con unos originales deep-fried brownies. Lo que más nos gustó del lugar fue que parecía más frecuentado por locales que por turistas, lo que le dio un toque más auténtico a nuestra despedida gastronómica.
Finalmente, cerramos el día (y el viaje) con una copa en el Magic Ice Bar, un pub en el que todo, desde las paredes hasta las mesas, está hecho de hielo. La experiencia fue divertida y una forma curiosa de cerrar nuestra aventura, casi como si Islandia quisiera recordarnos hasta el último momento su conexión única con el hielo y el frío.
Día 10: Despedida tranquila
El último día en Islandia comenzó con una tranquila mañana paseando por Reykiavik. Aprovechamos para dar una última vuelta por sus calles y hacer una parada estratégica en Braud & Co, una panadería muy popular. Compramos unos panes típicos, que fueron la manera perfecta de llevarnos un pedacito de Islandia con nosotros.
Nuestro vuelo de regreso salía a las 15:20, así que alrededor del mediodía emprendimos el camino hacia el aeropuerto de Keflavik, que está a unos 45 minutos de la ciudad. Queríamos asegurarnos de tener tiempo suficiente para hacer el check-in con tranquilidad y no ir con prisa.
Así terminó nuestra aventura por Islandia. Diez días llenos de paisajes impresionantes, experiencias únicas y recuerdos inolvidables. Aunque nos costó despedirnos, nos fuimos con la sensación de haber aprovechado cada momento en esta tierra mágica.
¡Definitivamente, Islandia es un lugar al que esperamos regresar algún día!
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